irse, marcharse.

Por primera vez en décadas estoy pensando, hace varias semanas, en la real posibilidad de irme a vivir a otro lado, a otro país. Ya no es desear un entorno mejor, es comenzar a creer que nada aquí va a hacerme feliz. Ya no es cuestión de economía, bienestar, circunstancias, entorno... Es todo eso y más, es la necesidad de pasar los últimos años de mí vida de una forma adecuada, rodeada de un entorno adecuado a mí, viviendo una vida en la que pueda dar lo mejor de mí... Este fin del mundo se parece a un purgatorio: nunca dejas de padecer, nunca estás bien, siempre todo puede empeorar, cuando crees que algo puede mejorar inmediatamente empeora; y es así hace décadas. 
Creo que creo que vi una luz afuera cuando empecé a pensar que realmente me merezco algo mejor, una vida mejor, y que soy adecuada para estar en un entorno menos agresivo a los sentidos. La melancolía no me fue nunca ajena, puedo vivir con ella el resto de mis días fuera de este infierno.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Salida de emergencia

Arquera ?