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Mostrando entradas de febrero, 2008

Voz estival

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Está bien, todavía estoy medio dormida y siento tus últimas palabras jamás dichas en mi oído. Me sonrío tontamente, como solo yo puedo hacerlo. Tu sonrisa complacida hace más dulces mis sueños. Termino de despertar y ya no me quedan ganas de soñarte, sino más bien de concretarte. Hago tiempo, hago un día entero de tiempo, y después hago de varios días una espera vanidosa. Yo te quiero a mí manera y lo sabés. Me quita el alma tener que especular. No sirvo para este tipo de cosas. Tomo carrera y decido apurar el trago amargo de una posible negativa por parte tuya. Vas a reírte eternamente de mí, como yo me río de mí, como suelo no reírme cuando me lo cuentan. Siento que mi sentido del humor se fue por la cloaca junto con la seguridad y las ganas de ser aceptada y amada. Los intelectos perspicaces afirman que en momentos como estos decimos “mentime que me gusta”. Las miradas sarcásticas se apoyan en la intelectual verdad que levanta el dedo como una forma de crítica constructiva, como una