Superficialidad (n°3)

 

La juventud es un divino tesoro, eso dicen. Las crisis provienen con la edad, ergo de ir abandonando estados más jóvenes o que la juventud nos deje a nosotros. Cuando creíamos que seguíamos siendo algo, nos damos cuenta de que ya no y entramos en crisis... 

Este mundo te presiona para ser más joven, es un valor en si mismo y cuando fuiste joven mucho tiempo entender que se envejece es más difícil. 

Embellecerse es lo normal hoy en día y es fácil con la tecnología actual. Pero, cuando otros te "retocan" tus imágenes para hacerte un favor, para que salgas más lindo/a  aún siendo... un modelo, no es una forma de decirte que tu "perfección" no es suficiente? Acaso no es una forma de rechazo solapado retocar fotos de modelos y actores que de por si ya son bastante más bellos que el promedio? Acaso no los elegimos por eso? Cuando alguien nos hace el favor de "filtramos" y terminamos nosotros mismos "filtrándonos", empezamos el camino de la no aceptación, y de ahí a la baja autoestima estamos cerca. El resto que no es nadie, que no se mira al espejo con nosotros por la mañana; y que quizás se odien a si mismos; nos dicen a nosotros; que no estábamos tan mal con nuestra imagen; que en realidad no somos suficiente? y que ellos nos pueden mejorar? que ellos pueden crear virtualmente una mejor versión que la real... ? Eso hacen los filtros de belleza, bajarnos la autoestima con irrealidad. 

Tener una crisis de edad, de identidad... Es normal, están ahí para ser superadas y convertirnos en una versión mejorada de nosotros mismos, pero es un proceso propio, no de otros.  Nadie puede decirnos cual es la mejor versión de nosotros mismos. Nadie puede opinar sobre algo que no tiene remedio y nadie puede controlarlo: el tiempo. Todos estamos atados a las reglas humanas: nacemos, crecemos, envejecemos y morimos. Nadie escapa, nadie lo hará. 

En esa era, donde los seres inconformes vomitan su frustración sobre las figuras públicas, la vulnerabilidad de una débil contrucción te puede llevar a la extinción o a cometer un error grave: dejar que los otros definan quien eres por como luces, que dictaminen si tienes talento por como te ves, o que tengan el tupé de opinar si deberías o no ser físicamente de determinada manera. 

Está generación terminará ahogándose en bilis al envejecer o serán los tiranos de un futuro donde ellos serán los viejos feos.