Durmiendo

Capadocia, Turquía.


Estoy triste. El día fue extraño. Soñé cosas imposibles.

Sigo extrañando la alegría, pero no puedo deshacerme de la capa de melancolía que está pegada a las cisuras de mi mente, como la humedad de Buenos Aires de adhiere a las letras del Tango.

Despertar al sueño para dormir la realidad.

La sutil diferencia entre quedarme y estar, entre permanecer y estar presente, entre la cama y el piso que la rodea; hacen la diferencia entre estar ensoñando y tener una pesadilla.

Viajar para encontrarse, atravesar espacios, contrarrestar tiempos.

Necesito un café tan fuerte como el té turco. Salir a buscar ya no es una opción, salir a encontrar…tampoco.

Tengo la suerte de que mis sueños no son realidad, es una desgracia.

 

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